Manejo del estrés

“El estrés destruye nuestra capacidad de frenar nuestros impulsos. Nos convierte en un auto sin frenos que termina atropellando a las personas que más queremos”.

 

David Fischman.

Técnicas para el manejo del Estrés

El manejo del estrés puede resultar algo muy complejo y frustante. El estrés es un estado de cansancio mental y físico que aparece en situaciones cotidianas muy demandantes. Produce que la persona se exija, a sí misma, tener un rendimiento superior al que “debería” ser normal para sobrellevar su rutina cotidiana.

 

La autoexigencia a menudo juega un papel primordial en un mal manejo del estrés. Las personas con elevada autoexigencia e hiperresponsabilidad tienden a exigirse mucho a diario para poder hacer frente a las metas que se proponen o que su entorno les demanda. Las metas impuestas, con frecuencia, son desmesuradas y poco realistas, es por esto que las personas que padecen estrés se sienten cansadas, descontentas y muy frustradas en su día a día.

 

En ocasiones no es fácil decir que no, ni poner límites a nivel laboral o personal. La sociedad en la que vivimos es muy demandante y desde muy pequeños nos enseñan a ser “productivos”. Aprendemos que siempre se puede hacer más para mejorar todo lo que hacemos, y que es necesario hacerlo con inmediatez, rápido y bien (cuanto antes mejor). Esto hace que se minusvaloren las metas logradas a diario y provoca un aumento de las demandas cotidianas, haciendo que las personas se desborden a cada momento.

 

No obstante, el estrés es necesario en su justa medida, ya que protege a las personas de la frustración, el nerviosismo o de la furia. Ayuda a las personas a afrontar desafíos y a cumplir metas. Todo en su justa medida es necesario, pero cuando se sobrepasa la medida justa hace que la persona se desborde.

¿Cómo saber si tengo estrés?

El estrés se puede identificar de distinta forma en cada persona, aunque en ocasiones aparecen características parecidas, como las descritas a continuación:

 

  • Suele ser frecuente que aparezca irritabilidad, apatía, tristeza, dolores de cabeza y diversas somatizaciones asociadas al mismo
  • Pueden aparecer problemas digestivos asociados a situaciones estresantes
  • Es frecuente que las situaciones estresantes desencadenen desajustes en las horas de descaso y de sueño reparador
  • Los problemas asociados al estrés interfieren en vida cotidiana de las personas y deterioran el tiempo de ocio y disfrute
  • Cada persona gestiona el estrés de forma diferente, por lo tanto su función y su identificación será única y particular en cada individuo. No obstante, se pueden diferenciar diferentes tipos de estrés:

-Estrés asociado a situaciones cotidianas, familiares, laborales y otras responsabilidades

-Estrés debido a un cambio radical y repentino, como los cambios laborales, las situaciones impredecibles, enfermedades repentinas, divorcios o pérdidas, lo cual puede producir síntomas de ansiedad

-El estrés producido en situaciones traumáticas, cuando una persona se encuentra en peligro, ha sido víctima de un suceso traumático (guerras, abusos, accidentes…) o lo ha percibido como traumático

 

  • Según el tiempo que perdure el estrés se podrá considerar agudo (momentáneo) o crónico (perdura en el tiempo durante semanas, meses o años
  • Las personas que padecen estrés, tensión física o emocional, tienden a realizar pocas actividades placenteras y si las realizan, las hacen de prisa. Es frecuente que la persona tenga más de una actividad a medio hacer y empiece otra. Los planes improvisados suelen resultar incómodos y suponen un problema en la planificación estructurada del día, ya que el tiempo de ocio, cuidado y disfrute es muy reducido o casi inexistente
  • El estrés mantenido en el tiempo afecta a los hábitos cotidianos de comidas, descansos, hábitos saludables y relaciones sociales entre otros. Produciendo un aumento de la tensión que puede dar lugar a dolencias corporales, síntomas de depresión, malestar físico y mental
  • Es frecuente que existan reacciones impulsivas debidas a la tensión mantenida en el tiempo, que provocan un aumento de la tasa cardiaca y alteraciones a nivel interno en el organismo. Estas reacciones internas e intensas pueden ocasionar descompensaciones hormonales, bajada de defensas, aumento de infecciones, problemas virales, vulnerabilidad física y psíquica, entre otras patologías que pueden agravarse

Causas y consecuencias del estrés 

Si el manejo del estrés o las situaciones estresantes no se manejan y se gestionan de forma adecuada, adaptiva y funcional, es frecuente que sea la situación estresante o el propio estrés el que maneje a la persona.  La persona actúa de forma automática, impulsada por la mala gestión de la situación/estímulo estresante, por lo que se activa “su piloto automático interno”. El piloto automático interno hace que de alguna forma la persona automatice su día a día, intentando hacerlo todo lo antes posible y con resultados óptimos. Todo esto genera consecuencias en la vida de la persona y es muy frecuente que aparezcan algunas de las conductas expuestas a continuación:

 

  • La persona se exige cumplir metas que resultan más difíciles de lograr que las metas que tenía con anterioridad, resultando desmesuradas para su día a día. Esto resulta agotador, por lo que es frecuente que la persona reduzca su tiempo de ocio y cada vez disfrute menos de las cosas cotidianas, afectando al desarrollo y crecimiento personal
  • Aparece la sensación de cansancio cuando el estrés es mantenido en el tiempo. La persona se siente abrumada y desborda debido a las demandas autoimpuestas, en la mayoría de ocasiones, a las que ha de responder
  • Se produce apatía general, disminución del placer y del disfrute, debido a las demandas desmesuradas, irrealistas e inalcanzables en la mayoría de ocasiones
  • A menudo se procrastinan tareas que ayudan a alcanzar metas más elevadas, ya que los beneficios de cumplimentar algunas de las tareas que conducen al objetivo final se perciben cada vez más lejanas. Con frecuencia ocurre esto porque la persona con estrés se adelanta las posibles dificultades que puedan aparecer y no disfruta del camino que lleva a la meta
  • El estrés mal gestionado, de alguna forma, se asemeja a sentarse y ver un tutorial a cámara rápida; se adelanta todo lo que hay que hacer y las dificultades posibles que puedan aparecer, produciendo un gran agobio y muy pocas soluciones
  •  El grado de malestar de la persona aumenta cuando las tareas que se propone son procrastinadas. O por el contrario la persona se sobrecarga cada vez más hasta que se desborda y siente que no puede más. La persona con estrés no cumple con las demandas que se propone y esto produce mucha frustración y desánimo
  • El malestar generado por la mala gestión del estrés en la persona, es observable y reflejado en el entorno más cercano
  • Las relaciones sociales se deterioran, a causa de los efectos que el estrés produce en la persona. El malestar aumenta, al igual la vulnerabilidad de padecer otras patologías; contracturas, migrañas, cefaleas y somatizaciones en diferentes partes del cuerpo

Beneficios de manejar el estrés adecuadamente

    • Un manejo del estrés adecuado resulta beneficioso para sobrellevar el día a día de forma adaptativa, ya que la persona aprenderá a mejorar la gestión del tiempo y limitará sus exigencias
    • La persona será capaz de gestionar adecuadamente el estrés en todos los ámbitos de su vida. Consiguiendo disminuir la sobrecarga emocional y física generada por las situaciones demandantes
    • En terapia se proporcionaran herramientas para gestionar y reducir la sintomatología asociada al estrés. Proporcionando a la persona diferentes técnicas de distensión muscular mediante las que reducirá significativamente el malestar físico y mental
    • Al finalizar el tratamiento la persona aprenderá a manejar el estrés de forma adecuada y aumentará su tolerancia a la incertidumbre
    • La elevada irritabilidad generada en situaciones ambiguas disminuirá en caso de que este presente
    • La persona con estrés aprenderá a aceptar sus limitaciones presentes en determinadas situaciones y será capaz de auto-regularse a sí misma. La auto-regulación emocional ayudará a la persona a disminuir su tasa cardiaca, aumentando la sensación de tranquilidad y bienestar en su día a día
    • La persona se sentirá mejor consigo misma, con los demás y con su entorno más cercano, por lo que el concepto de sí misma estará más adaptado y ajustado a la realidad proporcionando enormes beneficios
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