CONTROL DE IMPULSOS

“Controle su ira, antes de que su ira le controle a usted”

A.Ellis.

Control de impulsos y tratamiento para la agresividad

 

Con el control de impulsos se trata de controlar la impulsividad y la agresividad que aparecen de forma explosiva, intermitente y repentina, produciendo consecuencias devastadoras. El conjunto de acciones y reacciones que se desencadenan o que acompañan a determinadas situaciones, suele tener un origen multicomponente. Son múltiples las causas desencadenantes, siendo frecuente que la persona no entienda la gravedad del asunto, lo que genera incomprensión, ya que piensa que sus conductas son normales y no peligrosas, que es como las percibe el entorno más cercano.

 

A menudo resulta complicado comprender y entender todo lo que sucede en situaciones agresivas o lo que ocurre a causa de acciones impulsivas.

 

La persona que actúa de forma impulsiva o agresiva, con frecuencia, no consigue identificar que está pasando o porque reacciona de esa forma. Es común que justifique su conducta. Las personas impulsivas justifican sus reacciones por comportamientos o reacciones de los demás, o por demandas del entorno que son percibidas como injustas o inadmisibles. Actuar de esta forma puede generar consecuencias irreversibles.

 

Todo esto genera frustración en la persona impulsiva/agresiva, por lo que su comportamiento perdura en el tiempo. Las reacciones impulsivas producidas, a menudo son desmesuradas, ya que se escapan del controlar los impulsos de la persona.

 

Las personas que presentan este tipo de conductas, normalmente no son conscientes del daño que pueden ocasionar a los demás, de las futuras repercusiones de sus actos, ni de la intensidad de sus reacciones. Es muy común, en las personas impulsivas, responsabilizar al entorno más cercano de sus reacciones, debido a la dificultad de entendimiento del punto de vista opuesto.

Empatizar, a menudo, resulta complicado cuando hay visiones de la realidad completamente diferentes y dispares, lo que no fomenta el diálogo y la comprensión. Por ello tener el control de impulsos es de vital importancia.

¿Cómo controlar los impulsos?

Cuando aparece la impulsividad y la agresividad, éstas resultan complicadas de detectar, porque se confunden con reacciones normales. Para tener el control de impulsos, es necesario pedir ayuda cuando la persona sienta o perciba que no es capaz de tolerar bien la incertidumbre, los cambios de opinión, ante la aparición de nerviosismo constante. O si las personas del entorno más cercano perciben que alguien presenta este tipo de signos y se mantiene en el tiempo.

También se pueden observar algunas de las siguientes características en personas impulsivas/agresivas sin control sobre sus impulsos:

  • Aumento notable del nerviosismo ante situaciones en situaciones que se escapen de su control
  • Suele ser frecuente en personas agresivas que aumente la tensión física y mental, debido al aumento repentino de la ira y la rabia. Provocando elevada irascibilidad en la persona
  • Cuando la persona esta irascible es frecuente que su estado de ánimo sea apático, pesimista y negativo. En ocasiones puede ocasionar depresión
  • Si los estados de tensión perduran en el tiempo, ésta aumenta, pudiendo ocasionar otras problemáticas muy diversas, como los problemas musculares y contracturas
  • Cuando una persona tiene necesidad de imponer sus ideas, suele haber un problema relacionado con el descontrol de impulsos, por lo que es necesario demandar ayuda a un psicólogo profesional
  • Las personas que tienen problemas de agresividad e impulsividad presentan elevada presión y tensión en diferentes partes del cuerpo y de diferentes formas. No saben manejar el estrés de una forma óptima
  • Otra característica común en personas que presentan estos síntomas y necesitan ayudad profesional, es el estado de nervios que acelera las acciones y conductas, ocasionando frecuentes discusiones y problemas de pareja
  • Con el paso del tiempo las reacciones desmesuradas y difíciles de controlar, aumentan

Suele ser frecuente que las personas tengan la presión sanguínea y las pulsaciones elevadas, lo que produce que aumente la sudoración, aparezcan temblores, agresiones físicas, verbales y/o acciones manipulativas

¿Qué pasa si no se trata la agresividad y la impulsividad?

Si la agresividad y la impulsividad no se tratan, se gestionan y se trabajan de forma adecuada, es posible que las consecuencias derivadas de ello sean devastadoras para la persona y para su entorno más cercano provocando:

  • Una disminución de sus apoyos sociales, ya que se ven gravemente deteriorados debido a la mala gestión emocional
  • Las conductas impulsivas se acentúan y cada vez la persona controla menos sus acciones y cogniciones agresivas
  • La impulsividad y/o la agresividad aumentan si no se trabajan y se gestionan de forma óptima, por lo que es frecuente la incomprensión en la persona y el aumento de la sintomatología asociada
  • Si la sintomatología asociada se mantiene en el tiempo y no se trabaja, se puede producir un aumento de los episodios agresivos, la rabia, la impulsividad y la ira

La agresividad y la impulsividad no tratadas y/o mal gestionadas, deterioran a la persona en su vida personal y en ocasiones el plano laboral, ya que se ve tremendamente deteriorado y perjudicado. También pueden producir una ansiedad continua en la persona que la  padece.

Como controlar la ira y la agresividad

Beneficios

Es de vital importancia tratar la impulsividad y las reacciones agresivas, para así aumentar el control y la gestión de las mismas, de tal forma que se consiga:

  • Un aumento del bienestar general, mediante la adquisición de las herramientas necesarias para conseguir una auto-regulación óptima y obtener el autoconocimineto de sí mismo/a
  • Con el tratamiento del control de impulsos aumentará la comunicación asertiva. La persona será capaz de comunicarse de una forma efectiva y adecuada que no le perjudicará en su día a día
  • Tras la terapia la perspectiva de la persona en situaciones cotidianas será más adaptativa y funcional, puesto que su visión estará menos distorsionada y será más racional
  • La comunicación con los demás será mucho más asertiva y empática, produciendo una mejora de las relaciones sociales, que partirán desde el entendimiento y el respeto
  • Los síntomas físicos asociados a la tensión generada por la impulsividad disminuirán, debido al aumento del bienestar general
  • Tras un tratamiento del control de impulsos óptimo y gracias a la implicación de la persona en la terapia, su visión en determinada situaciones comenzará a ser más funcional. La persona reaccionará de forma calmada y adecuada a las demandas del entorno
  • Las herramientas y técnicas adecuadas se utilizarán para disminución de la tensión y aumentará la sensación de relajación general
  • Toda la tensión acumulada será menor y la sintomatología asociada como: la opresión en el pecho, la irritabilidad y demás síntomas podrán verse disminuidos e incluso desaparecerán

En definitiva la persona aprenderá a gestionar sus emociones y reacciones de forma adecuada, su estado de ánimo mejorará y aumentará

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