Tratamiento del dolor crónico

“La vida inflige los mismos contratiempos y tragedias en el optimista como en el pesimista, pero el optimista las resiste mejor”

M.Seligman.

Dolor crónico

El dolor crónico puede ser definido como una dolencia o conjunto de dolencias persistentes a lo largo del tiempo, cuya duración mínima es de unos 3 meses. Las dolencias en ocasiones son constantes, por lo que es frecuente que su duración varíe, ya que pueden durar días, semanas, meses o incluso años consecutivos. Los dolores son altamente invalidantes en la mayoría de ocasiones, por lo que la persona que los padece a menudo se siente imposibilitada.

 

El entorno que rodea a estas personas no siempre comprende su problemática, debido a que es una enfermedad silenciosa por sus características “no demostrables a simple vista”, lo que hace que las personas que presentan patologías que cursan dolor crónico se sientan incomprendidas, tanto por su entorno más cercano, como en ocasiones por el personal sanitario.

 

El dolor crónico puede estar ocasionado por causas orgánicas o/e inorgánicas, pudiendo ser visibles o no visibles. Esto puede generar rechazo por parte del ambiente más cercano, por lo que es frecuente que las relaciones sociales se deterioren e incluso se pierdan. El entorno más cercano no sabe cómo ayudar a la persona que presenta dolor crónico e incluso cuestionan la veracidad de la afección. Todo esto genera mucho desanimo e incomprensión en quienes sufren dolor, ya que se sienten juzgados y cuestionados.

 

Es importante entender que el dolor es algo que todos/as tenemos en nuestra vida y forma parte del ser humano. Puede manifestarse esporádica o continuamente, hay distintos tipos del mismo y en diferentes grados.

 

Existen diferencias individuales con respecto a las dolencias, por lo que es de vital importancia aprender a convivir con él cuando está tan presente. Es esencial gestionarlo de forma adecuada debido a la imposibilitud e incomodidad que supone sufrir a diario.

¿Cómo identificar el dolor crónico y saber si se necesita ayuda psicológica?

En ocasiones resulta complicado saber cuándo demandar ayuda de un profesional, las personas que conviven y padecen el conjunto de afecciones que forman parte del dolor crónico, a menudo sienten mucha incomprensión e incluso vergüenza debido a la invisibilidad de los síntomas. La invisibilidad de los síntomas hace que las personas del entorno más cercano, de quienes padecen esta afección, cuestionen el conjunto de signos y síntomas que la persona sufre. Lo que produce con frecuencia, que éstas guarden silencio con respecto a sus dolencias por temor a sentir que son enjuiciadas.

En la mayoría de ocasiones para el entorno más cercano resulta muy complicado ayudar a quienes padecen dolor, por la complejidad de la afección y por la invisibilidad de la misma.

Sera necesario demandar ayuda cuando:

  • La persona se sienta incomprendida o el entorno sienta que no es capaz de ayudar a la persona que se aqueja de las dolencias persistentes y/o puntuales pero intensas
  • Cuando existan patologías crónicas o dolor persistente, ya que éste resulta altamente invalidante y puede producir mucho desanimo y apatía. Es frecuente que aparezca irritabilidad y ansiedad ante la presencia del dolor, lo cual angustia mucho a la persona
  • El entorno más cercano de la persona quiera proporcionarle ayuda adecuada
  • Se quiera obtener un buen afrontamiento del dolor, que sea adaptativo y adecuado para la persona

Cuando se quiera obtener una comunicación adecuada con los demás, para que las personas se puedan sentir comprendidas y el dolor se afronte de forma adaptativa, racional y funcional

¿Qué pasa si no se trata el dolor crónico?

Si no se trata esta afección es posible que se acentúen o aparezcan determinados mecanismos de afrontamiento para el dolor que resultan inadaptados, inadecuados y perjudiciales para el día a día de la persona. Pudiendo ocasionar diferentes consecuencias, como las descritas a continuación (entre otras):

  • Suele ser muy común que se produzca una intensificación de las dolencias o nuevas apariciones de las mismas, lo cual ocasionará empeoramiento y malestar en la persona, junto con nuevas quejas somáticas que pueden agravar los síntomas de la afección
  • Es muy frecuente que el dolor limite a la persona, por lo que en muchas ocasiones dejará de hacer actividades gratificantes
  • El apoyo social se muestra deteriorado, siendo habitual que la persona se sienta sola y desolada, ya que limitará sus relaciones sociales debido a la falta de comprensión percibida
  • Ante la falta de apoyo e incomprensión, la persona sentirá muchas más dificultades a la hora de asimilar y de afrontar los problemas cotidianos, agravando su situación y exacerbando sus síntomas aún más
  • El mantenimiento de los síntomas asociados a lo largo del tiempo producirá un aumento del malestar general y de la sintomatología asociada

Es necesario tratar la afección para que la persona no se aísle y el dolor viva por ella, puesto que la mayoría de personas que no tratan estos signos y síntomas sobreviven para soportar el dolor. Se trata de vivir con él sin que la persona esté imposibilitada

Beneficios de tratar el dolor crónico

Los beneficios de tratar el dolor crónico en terapia son variados y diversos, ya que la convivencia con el mismo es complicada. Una gestión adecuada, del mismo, supondrá una mejora en la calidad de vida de la persona y un aumento del bienestar general entre otras cosas que serán enumeradas a continuación:

 

  • La persona en terapia aprenderá a manejar el dolor de una forma óptima y adecuada para poder convivir mejor con las características de la afección
  • En terapia se proporcionarán diversas herramientas y técnicas, que la persona podrá aplicar en su día a día
  • La finalidad de la terapia consiste en que la persona aprenda a sobrellevar el dolor de forma autónoma
  • Entre las diversas técnicas se proporcionarán herramientas de autocuidado personal y relajación. Estas herramientas están orientadas e indicadas para reducir la sintomatología asociada al dolor
  • La angustia y los síntomas depresivos y ansiosos, en caso de que estén presentes, se reducirán. Esto favorecerá una visión más adaptativa para la persona, a la hora de afrontar la patología
  • La persona aprenderá a aceptar sus limitaciones y valorará sus recursos, demandando lo que necesita y lo que no de forma asertiva
  • Aumentará la comprensión del entorno, el  bienestar general y la armonía
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