El duelo y la pérdida, son procesos dolorosos por lo que puede atraveasr una persona a lo largo de su vida. De forma global podrían definirse como el eterno y difícil combate entre la realidad y lo que a cada uno le gustaría que hubiese o no pasado.
El duelo es un proceso de adaptación emocional tras una pérdida o cambio vital significativo. El proceso de duelo es natural y se produce tras el fallecimiento de una persona importante, el distanciamiento en una relación afectiva, la pérdida de trabajo, el cambio de residencia, la pérdida o muerte de una mascota, entre otras cosas.
El proceso de duelo se convierte en patológico cuando la sintomatología asociada interfiere en la vida cotidiana de la persona. Cada persona presenta mecanismos de afrontamiento únicos e individuales, por lo que cada proceso de duelo es diferente. El duelo se desencadena en la persona por motivos distintos y sigue un curso particular, en el que se diferencian diferentes etapas compartidas y similares en todos y cada uno de los procesos de pérdida.
Las etapas o fases del duelo pueden aparecer en distintos momentos y de diversas formas, su duración varía en cada persona. Se pueden diferenciar entre 5 y 7 fases, según distintos autores:
– Fase 1 -> Negación: Sensación de incredulidad ante lo ocurrido, por lo que la persona se niega a sí misma y a su entorno lo ocurrido. Es una forma de protegerse del dolor generado
– Fase 2 -> Enfado: Aparece la indiferencia, la rabia y la ira ante la situación ocurrida. Es frecuente que aparezca la culpa y se buscan las causas sobre lo que se podía hacer que no se hizo por evitar la pérdida. En general es un estado de descontento y decepción
– Fase 3 -> Negociación: En esta fase se intenta buscar “solución” a lo ocurrido, con imposibilidad de que suceda. Es frecuente valorar los pros y las contras de que las cosas sucedieran como sucedieron, por lo que la persona tiene que negociar y reflexionar consigo misma y con su entorno, sobre lo sucedido
– Fase 4 -> Depresión (dolor afectivo): En esta fase prima la tristeza y en ocasiones es frecuente que aparezcan episodios depresivos. Con el tiempo estos episodios pueden cesar o condicionar la vida de la persona por completo, sumiéndola en la tristeza
– Fase 5 -> Aceptación: La persona aprende a convivir con la pérdida aceptando la situación presente. Se acepta que la situación es inevitable y se aprende a vivir con la ausencia
Diferentes autores añaden otras fases como la fase de culpa, la de confusión y la de restablecimiento.
¿Cómo identificar que hay que tratar el proceso de duelo o pérdida?
Siempre que exista dificultad para aceptar lo ocurrido y la persona vea su vida interferida por lo ocurrido. En ocasiones es común y frecuente que ocurra lo enumerado a continuación:
- A veces la persona tiene sensación de irrealidad e inutilidad
- En ocasiones resulta difícil encontrar el sentido a la vida tras la pérdida
- La tristeza invade el día a día de la persona, que tiene pensamientos tales como: “Podría haber hecho más” “Si hubiese tomado tal decisión sería diferente” “Que es lo que no hice, que podría haber hecho” “Las cosas serían diferentes si todo estuviese como antes”
- Los pensamientos relacionados con el malestar, la tristeza y la sensación de incredulidad se repiten en forma de bucle, estando muy presentes
- La persona que está atravesando por el proceso de duelo siente con frecuencia apatía y desanimo. La sensación de vacío y los sentimientos depresivos perduran en el tiempo
- Es común que la persona hable constantemente de lo sucedido para analizar cómo ha pasado todo
- La cara opuesta e invisible del duelo es aparentar que no pasa y que lo ocurrido no afecta
En ocasiones es frecuente estar extremadamente feliz pensando que no pasa nada o muy irascible y evitando hablar de la situación presente y de todo lo sucedido
¿Qué pasa si no se trata un duelo o pérdida?
Si un duelo no se trata o se trabaja de forma adecuada es posible que perdure en el tiempo y que aparezcan algunas de las siguientes características:
- Si el duelo perdura mucho en el tiempo y no se trabaja, el dolor aumentará y es posible que el proceso pueda cronificarse
- Pueden aparecer patologías de mayor gravedad, con repercusiones devastadoras e irreversibles para la persona
- Las consecuencias de no tratar el duelo pueden ser diversas y variadas, por lo que, en ocasiones la persona se aísla
- El aislamiento reduce los apoyos sociales de la persona, por lo que el sentimiento de soledad aumenta y esto puede ser devastador para la persona
- La persona se siente mal consigo misma, con respecto al futuro y con su entorno, por lo que su autoestima disminuye mucho
- En otras ocasiones para evitar pensar en el dolor la persona recurre a la realización de conductas compensatorias. Estas conductas se realizan para no pensar en lo sucedido, este tipo de conductas pueden ser: salir de forma compulsiva, comprar en exceso, intentar evitar no pensar en nada que tenga que ver con lo ocurrido, entre otras cosas
Beneficios del tratar un duelo o pérdida
Es beneficioso tratar el duelo para que la persona asimile de forma adaptativa lo sucedido y pueda restablecerse emocionalmente, ya que así la persona se sentirá mejor debido a que:
- Se producirá un aumento de su estabilidad emocional, podrá sobrellevar mejor su situación actual
- La persona entenderá lo ocurrido y asimilará la nueva normalidad, para aprender a sobrellevar la ausencia
- En terapia la persona aprenderá distintas técnicas y herramientas que podrá aplicar en su día a día
- La persona superará la situación conociéndose a sí misma y podrá integrar mejor lo ocurrido
- La autoestima será reforzada mediante tareas de autocuidado personal
- La tristeza disminuirá y los sentimientos de culpa desaparecerán
En caso necesario se darán pautas para el ambiente más cercano de la persona, para que entienda como percibe lo ocurrido y puedan ayudarla de la mejor forma posible